Dans Edition 2015

V-Aranda

 

El Festival de Cine Español de Nantes celebró entre el 10 y el 21 de marzo de 2004 su 14ª edición. Vicente Aranda era ya entonces un cineasta bien conocido por los espectadores del Festival porque sus películas habían sido programadas en numerosas ocasiones. En 1996, Libertarias había protagonizado además el cartel de la edición gracias a las fotografías de Jordi Socías a Ana Belén, Victoria Abril y Ariadna Gil. En 2004, el cartel que inundaba la ciudad, partió de una fotografía de Hugo Menduiña a Pilar López de Ayala, una actriz que debía mucho a Vicente Aranda porque su papel en Juana la Loca (2001) la había catapultado al estrellato del cine español.
Aranda viajaba a la ciudad de Julio Verne por primera vez para presentar Carmen (2003). El Festival se inauguraba con Tiempo de tormenta (2003) de Pedro Olea. Un día más tarde el actor Juan Diego debía presentar Una pasión singular (2003) de Antonio Gonzalo, Torremolinos 73 (2004) de Pablo Berger y La vida que te espera (2004) de Manuel Gutiérrez Aragón. El primer fin de semana se lo habíamos reservado a Aranda: los organizadores estábamos especialmente ilusionados con la primera visita de Vicente, uno de los grandes directores españoles de las últimas décadas. Y venía acompañado por su mujer, la montadora Teresa Font, cuyo curriculum en el cine español es simplemente extraordinario.

La inauguración fue un éxito porque la actriz María Barranco presentó con gracia e inteligencia la película del maestro Olea. Pero al día siguiente, la mañana del 11 de marzo, todo pasó a un segundo plano. Los 192 muertos de los atentados de Madrid hicieron que el cine como arte y los invitados como artistas, pasaran a ser agentes de la historia, altavoz de una ciudadanía europea horrorizada. Y Nantes se convirtió en algo que ya no podía ser una fiesta del cine sino una sobresaltada reflexión a través del cine. Así resonaron las palabras de Juan Diego pronunciadas pese al temblor emocionado de su mentón y el inevitable brillo de sus ojos. Y así recibimos a Vicente Aranda y Teresa Font. Se hacía difícil hablar de Carmen; conforme se acercaba el 14 de marzo, día de las elecciones generales, parecía más fácil hablar de Hay motivo. Aranda, un indignado ya por aquellas fechas -y mucho antes incluso-,  había colaborado en aquel proyecto colectivo con un grito libertario en forma de cortometraje cuyo punto de humor (involuntario) lo ponía José María Aznar. Aquel estado de ánimo de muchos cineastas respondía a un cierto estado de ánimo de la ciudadanía española. El resultado electoral lo demostró.

Fueron por tanto días extraños los que pasamos con Aranda. Y aún así no es difícil recordar sus eternos enfados con productores y gerifaltes del cine español; se ha dicho de él que era un cascarrabias y puede que sea cierto, pero hemos conocido en Nantes a varios y a menudo no les ha faltado razón. También hablamos con él y con Teresa de un proyecto muy querido que nunca había podido llevar a cabo: una película sobre la defensa de Madrid en el 36. Aranda tenía ya diez años cuando estalló la sublevación contra la República y conservaba recuerdos del entierro de Durruti y de la entrada de tropas moras. Ha pasado más de una década y sigue sin haber una película clara en el cine español sobre el “no pasarán” madrileño. Ya no la hará Vicente… No obstante, quedan otras muchas. Si el cine son momentos en el recuerdo -a menudo fogonazos de memoria-, no olvidaremos nunca algunos de los que nos regaló Aranda: la pistola de Fanny Pelopaja, la mirada acorralada de Imanol Arias, los gritos locos de amor de Pilar López de Ayala o aquellas gotas de sangre de Maribel Verdú tiñendo de rojo la nieve…

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